Una de las herramientas más potentes —y menos entendidas— es la pirámide de ventas digitales. Se trata de un embudo que acompaña al cliente desde el primer contacto hasta la compra… y más allá.
Los usuarios no compran en frío. Primero ven, luego se interesan, después confían. Por eso, los negocios que más crecen son los que tienen una estrategia por etapas: contenido gratuito que aporta valor (reels, posteos, lives), mensajes que generan cercanía (mail marketing, WhatsApp, DMs), y por fin, una propuesta de venta clara y sin presiones.
Los clientes más inteligentes entienden que no se trata de publicar todo el tiempo, sino de crear una experiencia de marca que guíe naturalmente a la conversión. Y esto se logra con estrategia, constancia y una lectura profunda del comportamiento digital.
Quien domina la pirámide digital no solo vende más: crea relaciones duraderas con sus clientes. Y eso, hoy, es el mayor activo.